En tus ojos reposan dos luceros,
que me atraen como la gravedad al suelo,
en tu sonrisa se esconden mis alas
que me elevan a los mas altos cielos,
cuando por mi dibujas esa sonrisa.
Eres el firmamento que abraza mi ser,
infinito camino donde pierdo mis pasos;
mis noches se llenan de anhelos,
de sueños tejidos hacia ti,
y como consuelo, se vuelven estrellas
que cada noche viajan fugaces
para encontrar el camino a tu mirada.
Que dulce es soñar en vigilia,
cuando irrumpes en mi ventana,
es como recibir el consuelo
del primer rayo de sol por la mañana.
En cada mirada te dedico un poema,
y enmudezco bajo el deseo de hablar
es una necesidad imperante,
un vicio hermoso que me lleva a busarte.
Te miro, te leo, te siento aquí,
en cada acción mi corazón te ofrezco;
entre palabras y frases esta ese secreto
en el que espero por fin aceptes
usar mi corazón amante por aposento.
Es peligroso mirarte por tanto tiempo,
ya que cada vez es menos mi capacidad
de resistirme a esos labios
que me hacen querer ser ladrón
con tal de robar de ellos tu sabor.
No me importaria ir a prisión
si es el pago que debíese cobrar
por el precio de tu boca probar
al toque de tus labios en ese beso.
En cada momento a tu lado
te confieso en mi silencio
mi anhelo y mi necesidad,
refugiado en cada sonrisa mía,
te he dejado un beso secreto
tuyo sin que sepas de ello.
Desearía presentarte mi fantasía
un paraíso futuro juntos,
como la luna y el sol
mezclados en un eclipse total.
Y aún cuando son tantas las diferencias,
ser como esa pareja celestial
para permanecer juntos tu y yo
en lo que fuera nuesta eternidad.
Y tú, ajena a mi sentir,
tan solo me miras con ternura
sin siquiera sospechar
la tormenta de emociones que en mi hay.
Solo en momentos así,
las palabras danzan libres
donde el corazón se desnuda
bajo el velo de la noche nocturna.
Gracias te doy por tu luz,
por la oportunidad de verte
día a día, noche a noche;
y en secreto dejar a mi corazón
alegrarse y encontrar la paz.
Gonzalo Sotelo
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